Formación Cristiana

La clase de Formación Cristiana está incluida en el Plan pastoral del colegio, y además, en las áreas académicas. Procura como objetivo último, la transformación de la imagen de Dios, de Jesús, del mundo y uno mismo, como respuesta a las “fronteras” que el mundo moderno presenta a la evangelización. La propuesta curricular del área, intenta responder a ese desafío desde la selección de competencias fundamentales para la vida afines. Es conocido que el desarrollo de competencias incluye como parte inherente valores y actitudes; este aspecto resulta crucial en un colegio como el Liceo Javier, fuertemente fundamentado en valores cristianos; además, es una exigencia en la educación del siglo XXI orientar al saber ser y convivir.

El eje transversal del área es la competencia de espiritualidad, desde kínder hasta V bachillerato. Su desarrollo potenciará a las personas a descubrir la dimensión más profunda de su ser y el misterio que lo trasciende, mediante experiencias de silencio, contemplación, búsqueda interior, el encuentro consigo mismo, los otros y la naturaleza. En ese mismo plano, se hará preguntas hondas sobre el sentido de la vida, para comprender y comprometerse con la realidad desde nuestra propia forma que es la espiritualidad ignaciana.

Por otro lado, también se potencia el desarrollo de la competencia de pensamiento en sus diferentes dimensiones. Así pues, de kínder a 2do grado se potencia la competencia de pensamiento en su dimensión analítico-sintético; desde 3er grado a III Curso se desarrolla la competencia de pensamiento en su dimensión reflexivo; de I a III básico la competencia de sentido ético.

Finalmente, es importante hacer notar que en el Bachillerato se ha realizado una “fusión” entre las asignaturas de “Filosofía” y “Formación Cristiana” en donde se ha privilegiado las dimensiones reflexivo, crítico constructivo para IV y V bachillerato y lógico para V curso. Dichas dimensiones, permiten a los estudiantes ahondar en su experiencia vital, enfrentándolos a distintos escenarios que cuestionan su experiencia espiritual, cognitiva y emocional, de cara los retos que la sociedad moderna les impone. Lo anterior con el objetivo de que a partir de un dialogo honesto y profundo entre la fe y la razón, la ciencia y la religión, pueda el estudiante formular una serie de preguntas existenciales que les conduzcan a la praxis como hombre y mujeres que viven de los valores del Reino al modo de Jesús. En V bachillerato, por la especificidad de los contenidos conceptuales se desarrolla también la competencia interpersonal de sentido ético.

Ada Cabrera