El objetivo último es que, a lo largo de su vida, las personas que han fortalecido sus habilidades físicas y motrices sepan qué hacer, cómo hacerlo, cuándo y con quién, según las condiciones del entorno. Este proceso implica acciones como percibir, interpretar, analizar, decidir, evaluar y ejecutar movimientos adecuados. Además, los conocimientos que acompañan este desarrollo abarcan aspectos relacionados con la corporeidad, el movimiento, la salud, la seguridad, los sistemas de mejora de las capacidades físicas y los usos sociales de la actividad física, entre otros.

Finalmente, el componente actitudinal y el desarrollo de valores se convierten en un pilar fundamental, buscando formar personas al servicio de los demás, con el propósito de impactar positivamente en la sociedad.